La semana pasada, el despiste de un conductor de más de 80 años provocó un grave accidente en Palencia, no nos sorprende pues cada vez son más frecuentes estas noticias.
Las compañías de seguros han empezado a restringir la contratación de pólizas a mayores, las tasas siniestrales son más altas y por lo tanto las primas también son más caras para estos conductores. Muchos de ellos me comentan “llevo 50 años conduciendo y nunca he tenido un accidente” la respuesta mía siempre es la misma, ” Estoy de acuerdo, pero eso no le garantiza que no lo vaya a tener mañana mismo y el día que pase, quizá no haya solución ni para usted ni para el que se encuentre en su camino“.
Las dificultades más frecuentes para los conductores mayores:
Pérdida de agudeza visual:
A la par que la agudeza se ve reducida, aumentan otros problemas, como la capacidad de recuperarse ante un deslumbramiento o la agilidad para calcular las distancias con los objetos que nos rodean en la circulación.
Reducción de la eficiencia auditiva:
El problema no es oir poco, el riesgo está en no identificar los diferentes ruidos o su procedencia exacta, lo que no les permite reaccionar y estar alerta ante cualquier percance.
Las deficiencias motoras:
Lentitud en las reacciones, perdida de la coordinación en los movimientos y mayor afectación por el sueño son otras de las dificultades a la que se enfrentan los mayores. Según algunos estudios para los mayores conducir es como para un joven hacerlo vestido con un traje de contrapesos como el de la imagen.
A estos factores debemos añadir tros elementos tales como el desconocimiento de nuevas normas, señales y velocidades por tramos, rendimientos de los motores, utilizar elementos de seguridad como el ABS, ESP, etc.
Todos sabemos de esas dificultades y confiamos en que, al renovar el carnet, en los exámenes psicotécnicos, detecten las personas no aptas pero no es así y el índice de accidentes en estos tramos de edades va creciendo año a año hasta convertirse en un factor de alto riesgo.
La solución parte de nosotros mismos.
Poco vale que nos llevemos las manos a la cabeza el día de un siniestro grave, hay alertas que los hijos y familiares debemos considerar, los primero síntomas aparecen en forma de descuidos, pequeños golpes de chapa, lentitud en las rotondas, dudas en las carreteras de alta capacidad o circular por dirección prohibida porque en tu ciudad han cambiado el sentido de alguna de las calles.
Somos los familiares más cercanos los que debemos ponernos a disposición de los mayores para llevarles y traerles, animarles a usar servicios públicos, no dejarles renovar el carnet o los seguros de sus vehículos y concienciarles que igual que ellos no nos dejaban conducir cuando no teníamos la edad, ahora son ellos los que no tienen la edad adecuada para conducir.
Contacto: javierpelaezsanz@mgs.es
Estoy a tu disposición en el teléfono 686645245 o en el 983373747.